ELENA
ARTAMONOVA
Kemma la sacerdotisa
Algunos milenios atrás en la tierra del Egipto Antiguo, había sucedido un acontecimiento que se vera reflejado en los destinos de todos los habitantes de la Tierra en un futuro. En el desierto, en el mar de oro, de la muerte, el desierto en el reino del dios destructor, en el mundo de Set que aspiraba a destruir a todo ser vivo, aparecía algo más terrible que el dios despiadado, un sacerdote, semi-demonio, semi-persona, el más terrible de todos ellos, con la cara negra, Sinuhet, el Brujo Negro que odiaba la vida. El que alguna vez miraba a los ojos de Sinuhet era condenado a una muerte rápida, para servirle después cumpliendo cualquier voluntad de su señor, eso le sucedió a Kemma.
Tres mil años atrás, la joven egipcia Kemma había sabido parar al Brujo Negro, que pensaba en convertir en un desierto al Egipto floreciente. La venganza que Sinuhet desato fue terrible, él condenó a Kemma al sufrimiento. Destruyó el buen andar de su vida haciéndola vagabundear por los senderos del odio, de las pasiones y la desolación. Kemma, atrapada, traicionaba incluso a la persona más querida, renunciaba a los dioses que antes servía, creaba las cartas mágicas del Destino, y se encontraría durante decenas de siglos recluida en un calabozo mágico.
La rebelde sacerdotisa Kemma había creado unas cartas para cambiar los destinos de los humanos. La rebelde había engañado con sabiduría a Tot, que no podía discernir la perfidia que habitaba en su querido corazón. Pero Kemma al haber engañado a los dioses, fue condenada al encierro eterno en un pergamino, condenándola al olvido.
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