¿Que relación existe entre las muñecas y la costura?
Nos resulta tan fácil acostumbrarnos a lo que tenemos que no solemos plantearnos cómo eran las cosas cuando las imágenes no atravesaban el globo con la inconsciencia (o la consciencia) de un click. -Ni que decir tiene que se nos olvida que hubo un tiempo sin revistas ni fotos.
Sí sabemos que las modas se extendieron de un país a otro y que el estilo de María Antonieta se impuso en media Europa pero, antes de seguir leyendo, intenten responder a esta pregunta: ¿cómo?
La historia de la muñeca o la figura en miniatura vestida, ha estado ligada desde sus inicios a la moda, haciendo de este objeto un elemento importante para relacionar el contexto histórico y social del que es originario. La muñeca como tal, no era en su origen un juguete para niños, sino un anuncio en miniatura del estilo de vestir y un muestrario a pequeña escala para promover la moda de un país a otro. Por ejemplo noticias de finales del siglo XIV hacen referencia a muñecas con un extenso guardarropas enviadas desde la corte francesa para la Reina de Inglaterra o, un siglo más tarde, para Isabel la Católica.
Desde el siglo XIV, se tiene constancia del uso de las muñecas y de maniquíes a tamaño natural, que eran enviadas por las cortes francesas o inglesas como muestra de buena voluntad, obsequio y coleccionismo. A partir del siglo XVII, siendo Francia el país que marcaba las tendencias en moda, las muñecas eran el mejor soporte para mostrar los diseños de vestidos y adornos que más auge y popularidad tenían en el país galo.
La variedad de estilos, materiales y decoración a lo largo de los siglos y su conservación, pero sobre todo desde el siglo XIX en que despega su popularidad, hacen de las muñecas, una forma de arte menor con el que investigar los usos y costumbres sociales a la hora de vestir en épocas pasadas, y a la vez, un objeto preciado de colección.
Una historia curiosa:
Cuenta la mitología griega que los dioses fueron generosos dotando a ‘Pandora’ de atributos pero su seductora apariencia guardaba un interior engañoso susceptible de introducir el mal en la vida de los hombres. Resulta fácil establecer la conexión con la sugerente “caja de Pandora” capaz de desatar desgracias al abrirse.
Y Pandora se denominó a la muñeca utilizada para presentar la moda francesa en los siglos XVII y XVIII.
Fue en el siglo XVII cuando se fecha la primera Pandora. Enrique IV de Francia, encargo dos muñecas ataviadas según la moda cortesana francesa, para enviar a la que se convertiría en su segunda esposa: María de Médicis.
La gran Pandora de 91 cm. , vestía un conjunto de corte. Y la petite Pandora, de 72 cm., vestía de diario. Su cabeza y brazos eran de papel maché y el cuerpo, de madera. Unas varillas a modo de pannier reemplazaban sus piernas a la vez que daban volumen a las faldas.
Lo que no faltaban eran los sombreros sobre elaborados peinados, los zapatos, las joyas en miniatura, detalles como dónde debían colocarse los lunares postizos según la moda o cuál era el perfume de la temporada.
De vestirlas se encargaban, bien las damas a la última de la corte francesa (durante el reinado de Luis XV, eran vestidas en el salón de su favorita: la marquesa de Pompadour), o bien a manos de las más afamadas modistas de la época (María Antonieta encargaba a su modista, Rose Bertin, las muñecas de moda para sus hermanas y su madre, la emperatriz María Teresa de Austria).
Las preciosas, con Mademoiselle de Scuderi a la cabeza, fueron piezas vitales en la extensión de las modas de la corte de Versalles entre las damas de las provincias sirviéndose de Pandoras.
Pero los dictados de la moda francesa traspasaron las fronteras del pais y las muñecas de moda (poupées de modes) se convirtieron en sus mejores patrocinadoras.
En el siglo XVIII, las Pandoras fueron enviadas por las damas de la corte francesa a las cortes de Inglaterra, España, Italia, Austria o Alemania... Las damas de la aristocracia exhibían sus Pandoras en los salones como muestra de su preocupación por la moda y se cuenta que incluso durante las contiendas bélicas, se respetaba el paso del carruaje que transportaba tan apreciadas embajadoras del estilo y el buen gusto del país.